Decíamos con Aries que el carnero es la fuerza divina que va bajando del cosmos con fuerza coraje y determinación, el ritmo con el que baja hace que el carnero se convierta en el toro, es como las cascadas, mientras mas alta es la caída la percepción del agua al caer va siendo diferente, cuanto más cerca estas del punto del que cae, mayor es la fuerza con que percibes la caída; pero si te alejas un poco de ese flujo, puedes disfrutar de una tenue brisa. Misma agua, diferente percepción.
El cambio del carnero al toro es algo similar. Recordemos que el tránsito por los doce signos del zodiaco consiste en desarrollar las diferentes facetas de nuestra personalidad.
Cuando cambiamos a la personalidad de Tauro entonces tenemos la oportunidad de dejarnos llevar por toda la fuerza con la que veníamos llenos en el signo anterior y que, si no aprendemos a canalizar y manejar entonces nos arrastrará con ella. Por eso se dice que los toros pueden ser muy impulsivos, no necesitan de tanta motivación para dejarse llevar por algo, bastará con sentirse identificado con una idea para querer seguirla.
Esto es lo que nos sucede cuando estamos en nuestra etapa Tauro, nos sentimos llenos de confianza, con la seguridad de que lo que deseamos se puede hacer. Cuando esta emoción inunda nuestro cuerpo es cuando esto realmente sucederá. Los Tauro tienen que sentir aquello que realizarán con todo su cuerpo, meterse de lleno en una creencia o ideología.
Si tu crees que nunca has tenido una sensación fuerte de hacer algo, es probable que en realidad no la recuerdes, bastará con seguir experimentando para que alimentes tu parte Tauro. Recuerda, todo el zodiaco vive en ti, tu eliges cuando expresarlo.
¡Nos leemos el siguiente mes!
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